Trabajo Práctico de cierre de trimestre: Ciudadanía y derechos
Modo de entrega: el trabajo es individual y será recibido ÚNICAMENTE por correo electrónico hasta el MIÉRCOLES 3/6/2015.
Correo: ciudadania3sanagustin@outlook.com
Consigna:
Leer el siguiente texto del autor Juan Manuel Ramírez Sáiz y responder a las siguientes preguntas:
1. ¿Qué significa ser ciudadano? Identificá todas las definiciones que Ramírez da sobre la ciudadanía.
2. ¿Cuál es la diferencia entre un sujeto de derecho y un objeto de gobierno?
3. El autor hace una relación entre derechos (cívicos, políticos y sociales) y modalidades de ciudadanía (civil, política y social). Completá los espacios en blanco en el cuadro con la información que corresponda, teniendo en cuenta los ejemplos.
Tipo de Derechos
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Fecha en que se reconocieron
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Modalidad de Ciudadanía
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Instituciones representativas
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Derechos civiles
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Ciudadanía civil
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XIX
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Seguridad social y escuelas
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TEXTO:
JUAN MANUEL RAMÍREZ SÁIZ: “Las dimensiones de la
ciudadanía, Implicaciones teóricas y puesta en práctica”. Publicado en Revista Espiral, 1995. [fragmento adaptado]
El significado atribuido al término ciudadanía en los análisis
acerca de la moderna sociedad civil, la transición democrática y la nueva
cultura política, no es necesariamente similar. Por eso se impone precisar qué
es un ciudadano o en qué consiste la ciudadanía.
A un primer nivel, se es ciudadano por el hecho de haber nacido en
un determinado Estado-Nación. A partir de esta adscripción básica, el ciudadano
adquiere los derechos y responsabilidades que en dicho país se reconocen. Por
ello, la ciudadanía posee tanto una referencia territorial, como jurídica y
política. Pero la ciudadanía consiste, sobre todo, en una actitud o posición,
es decir, la conciencia de pertenencia a una colectividad fundada sobre el
derecho y la situación de ser miembro activo de una sociedad política
independiente. Desde esta óptica, la ciudadanía significa fundamentalmente
participación social e integración y por lo tanto, ser ciudadano es sentirse
responsable del buen funcionamiento de las instituciones que amparan los
derechos en el país al que se pertenece. En este contexto, el ciudadano ideal
es el que interviene en la vida pública y está dispuesto a someter su interés privado
al interés general de la sociedad. Derechos y obligaciones son siempre
correlativos.
Visualizada desde los derechos, “la ciudadanía -según la famosa
escritora Hannah Arendt- es el derecho a tener derechos, los cuales sólo es posible
exigir a través del pleno acceso al orden jurídico que únicamente la ciudadanía
concede”. La relación entre derechos y ciudadanía es muy directa. A tal punto
que sin la conciencia de los derechos que se tienen, no es posible pensarse
parte de la ciudadanía. Frente a las concepciones y prácticas de las monarquías
absolutas y de las dictaduras que consideran al hombre como objeto de gobierno, es decir, como súbdito,
privado de algunos de sus derechos fundamentales, en los gobiernos republicanos
y democráticos la ciudadanía estriba en valorarlo como sujeto de derechos, es decir como un ciudadano con derechos que el Estado
debe respetar y garantizar. En consecuencia, ciudadano es quien conoce sus
derechos y los defiende. La centralidad de los derechos es el asunto nodal de la
sociedad civil y democrática.
La relación existente entre ciudadanía y derechos puede ser visualizada
desde diferentes ángulos. Por eso es importante destacar, como señala el
escritor Somers, que la ciudadanía no
constituye un cuerpo de derechos universales y de deberes, sino que es el
resultado de un proceso que se desarrolló a través de un conjunto de prácticas.
Es decir, la capacidad asociativa de los ciudadanos, su participación en la esfera
pública y el recurso hábil a las leyes para convertirlas en derechos son los
factores explicativos de las formas que asumió la ciudadanía en Inglaterra (y
luego en el resto del mundo).
Por otro lado, al respecto de la relación entre derechos y
ciudadanía, en el siglo XVII se reconocieron los derechos civiles: igualdad
ante la ley, libertad de la persona, libertad de palabra, pensamiento y culto,
el derecho de propiedad y de concluir contratos. Estos derechos del individuo
dieron origen a la ciudadanía civil. El siglo XIX vio el desarrollo de los
derechos políticos: el de asociación y el de participación en el ejercicio del
poder político como miembro de un cuerpo investido con autoridad política
(asambleas legislativas o cámaras) o como elector de los miembros de ese
cuerpo. Tales derechos constituyen la ciudadanía política. Finalmente el
ejercicio de los derechos políticos en el siglo XX produjo derechos sociales:
el de un cierto nivel de bienestar económico y social (vivienda, educación,
salud, etcétera) y el compartir plenamente el legado social, acorde con los
estándares prevalecientes en la sociedad.
De acuerdo con este planteamiento, de la toma de conciencia acerca
de cada uno de estos derechos emergió la modalidad de ciudadanía correspondiente.
Ésta es la explicación de que la ciudadanía tenga tres dimensiones: la civil, la
política y la social.
Estos diferentes derechos y los tipos de ciudadanía
correspondientes no sólo constituyen un modelo ideal de relaciones
socio-políticas. Se sustentan en instituciones y normas que fueron creadas para
ampararlos y ejercerlos. A los derechos civiles responden los tribunales; a los
políticos, los cuerpos políticos representativos; y a los sociales y
económicos, los servicios de seguridad social y las escuelas principalmente. //